No tener un horario fijo o una rutina diaria es uno de los primeros errores que cometen las personas al cambiar hacia el trabajo remoto. Es que llevar el trabajo al hogar también puede traer consigo la presencia de distracciones, esto es así porque los plazos de entrega y el hecho de mantenerse al día puede convertirse en una tarea dificultosa cuando depende plenamente de uno mismo.
En este caso, para poder encontrar motivación y productividad es recomendable crear un horario de trabajo desde casa para mantenerse encaminado y evitar agotamiento.
Cómo crear tu propio horario
Bien es sabido que cada uno tiene sus propios horarios y no existe una fórmula mágica que se adapte de manera general, es por eso que lo mejor será que encuentres lo que mejor funcione para ti y para tu empresa. Sin embargo, más allá de las variaciones, es recomendable establecer un marco horario que brinde cierta estructura al día a día laboral.
Estas son algunas pautas para que puedas crear tu calendario o agenda laboral diaria:
1 – Consulte la política de trabajo remoto de su empresa para conocer sus horarios
Antes de tomar el asunto por cuenta propia, es preciso consultar qué se espera de usted desde su empresa de trabajo remoto. Si trabaja por cuenta propia o freelance seguro tendrá más flexibilidad horaria que alguien que trabaja junto a un equipo, por ejemplo.
En este último caso, muchos empleados deben marcar su presencialidad en momentos específicos del día y/o de la semana. De ser así, trabajar según sus horarios personales no será de mucha ayuda.
Es por esto que, antes que nada, es vital saber qué cantidad de horas precisas estar disponible para llevar a cabo tu trabajo. Por el contrario, si tu trabajo es 100% flexible presta atención a los siguientes puntos.
2- Identifique cuándo es más productivo
Trabajar de manera remota está íntimamente relacionado con la eficiencia, es por esto que trabajar en las horas donde uno es menos productivo tendrá como resultado, consecuentemente, menor eficiencia.
Por ejemplo, si eres noctámbulo, no será útil que te fuerces a levantarte a las 6 AM para comenzar a trabajar. Lo más probable es que en ese rango horario tu cerebro no esté preparado para desarrollar actividades intelectuales de manera eficaz, lo cual te llevará a sentirte frustrado y perder tu tiempo.
Otra buena idea es guardar las tareas laborales que requieren menos esfuerzo, tales como mirar correos electrónicos, para los momentos de menor concentración. Por el contrario, el trabajo más profundo es mejor realizarlo en los momentos cerebrales más activos.
Por otro lado, para poder organizar sus actividades a realizar en cada uno de estos momentos es recomendable saber exactamente cuáles son. Para esto es una buena idea:
- Tener un calendario o agenda que ayude a planear las actividades a realizar, tareas, fechas límites, citas, entre otras cosas. Poseer un espacio en donde plasmar la actividad mensual, los resúmenes semanales y los desgloses diarios es algo muy práctico. Visualizando este panorama será más sencillo hacer que todo encaje y nada quede fuera.
- Decidir cómo estructurar tus días también es de suma ayuda. Saber si se prefiere un horario estricto por hora o una flexibilidad que permita trabajar por la mañana, la tarde o la noche, por ejemplo. Incluso, otra excelente opción, es tener un horario dividido en donde se pueda trabajar mitad de la jornada en la mañana con un descanso en la tarde y continuar luego por la noche.
Una vez hayas decidido cómo prefieres distribuir tus horas, planificar y organizar lo demás será mucho más sencillo.
2 – Levántate por lo menos dos horas antes de comenzar tu rutina laboral
Aún si no tienes que planchar tu ropa para ir a la oficina, igualmente es recomendable prepararte debida y cómodamente para comenzar tu jornada. A nadie le gusta levantarse de la cama y que la primer actividad del día sea tener una reunión por Zoom, por ejemplo. Es por esto que una rutina corta antes de comenzar tus tareas puede ser de mucha ayuda para mejorar tu productividad.
Intenta levantarte todos los días al mismo horario hasta convertirlo en un hábito. Lo recomendable es que sea al menos dos horas antes de comenzar a trabajar porque esta cantidad de tiempo te permitirá completar tu rutina de arranque con tranquilidad.
Además, es elemental desayunar bien y completo antes de cualquier actividad laboral. El café es un gran estimulador y energizante para luego poner en marcha tu cuerpo. Por otro lado, mientras desayunas, otra buena idea es visualizar las tareas que están anotadas para ese día para ir mentalizándote y organizándote desde el comienzo.
En el rango de estas dos horas también puedes ejercitarte para empezar el día con más energías y, además, tener una actitud positiva para desenvolverte luego. También es importante que te cambies la ropa de cama y te higienices para mayor comodidad.
3 – Comienza tu rutina laboral con tareas organizativas y cortas
Esto sería, básicamente, comportarte como tu propio secretario/a. Dentro de tus primeros 30 minutos puedes comenzar mirando tus correos electrónicos, respondiendo a quienes corresponda o emitiendo los comunicados que precises.
Este tipo de trabajo, justamente, no requiere de mucha concentración y sirve como transición hacia la parte más dura y profunda de tus tareas. Algo así como poner tu cerebro en marcha poco a poco.
4 – Comprométete con tu trabajo profundo
Una vez hayas terminado todas las tareas más superficiales, es hora de dejar de lado las distracciones y zambullirte en tus tareas más serias. Para empezar es recomendable terminar primero con las tareas que sean más difíciles y/o urgentes. Esto es así porque en estas primeras horas es donde tu cerebro estará más activo y te será más sencillo solucionar estos desafíos siguiendo este camino, dejarlas para más tarde solo hará que te cueste más trabajo resolverlas debido al agotamiento mental.
Por otro lado, es elemental que desactives tus notificaciones, no sin antes avisar a quienes corresponda que estarás ocupado en esa brecha horaria. Es mejor que sigas este paso porque el mero hecho de ver una notificación puede ser motivo de una distracción que te saque el foco y la inspiración que te fue tan difícil conseguir. Si, en otro caso, en tu casa hay niños u otras personas es elemental que sepan que a esa hora no estás disponible y eviten interrumpirte.
Además, la creación de un ambiente calmo e inspirador es otro incentivo para ti. Evitar ruidos externos o asientos incómodos es de suma utilidad. Otra opción es la de buscar playlists en YouTube o Spotify que te agraden e impulsen tu creatividad.
5- Tómate un descanso para interactuar con otras personas
La ciencia ha comprobado que para tener mayor productividad los descansos son vitales. Saltearse algunos o tener muy pocos solo tendrá como resultado un agotamiento mental que impedirá el correcto avance de tus actividades.
Puedes usar algún cronómetro o aplicación que te ayude a configurar tus alarmas para algunos descansos de entre 5 y 15 minutos. En ese tiempo puedes salir a caminar para tomar un poco de aire fresco o charlar con otras personas brevemente.
Trabajar de manera remota puede generar un sentimiento de soledad a veces, por eso ten en mente la importancia de encontrarte con amigos, familiares u otros compañeros de trabajo eventualmente. También puedes navegar por tus redes sociales, pero debes controlar el tiempo para no pasarte de la raya.
6 – Retoma tus actividades volviendo a las tareas pequeñas
Luego de tus descansos puedes volver a mirar tu casilla de correo electrónico o agenda para responder o agregar las actualizaciones. Incluso, hacer esto a veces demuestra que debemos reorganizar nuestra tarde porque llegó algo más urgente que lo que estábamos haciendo previamente.
Este es un buen momento del día para organizar tus reuniones vía Zoom, por ejemplo. Para esta altura del día ya habrás hecho gran parte de tu trabajo y podrás terminar tus reuniones para antes del almuerzo. Suena como un buen plan.
7 – Evita saltear el almuerzo
El almuerzo es de suma importancia para poder recargar energías y restaurar tu cuerpo. Ingerir esta comida es lo que te ayudará a sostener luego tu tarde.
Una buena idea es cocinar tu mismo el almuerzo. Esto no sólo te ahorrará dinero sino que también te dará una actividad distinta para hacer fuera de lo laboral. Otra buena idea es la de, quizás, encontrarse con alguien para almorzar, ya sea en el hogar o saliendo fuera, es un buen momento para distenderse y relajarse un poco.
8 – Trabaja fuera de tu casa y termina tu jornada con tres actividades para el día siguiente
Si bien uno a veces se acostumbra y se siente muy a gusto en su hogar, es una gran idea cambiar a veces un poco las cosas y trabajar en algún lugar distinto para variar un poco. Ir a algún café o plaza puede ayudar con tu productividad.
Sin embargo, trata de terminar el día y el último tramo laboral en tu hogar, así puedes volver con eficacia al trabajo profundo y dar los detalles finales a tu jornada. Por otro lado, para evitar la frustración es recomendable cerrar tu trabajo con tres actividades para el día siguiente, tener todo anotado y en orden hará que sea más sencillo desconectarse.
9 – Comienza a desconectarte poco a poco
Los trabajadores remotos suelen trabajar muchas más horas que quienes asisten al trabajo de manera presencial. Es por esto que es muy importante que sepas generar el límite y comiences a cerrar eventualmente tu jornada.
Puedes mirar por última vez tu correo electrónico, mensajes y proyectos, responder de manera rápida todo lo que haya quedado pendiente. Todo lo demás debes dejarlo para el día siguiente.
Cerrar tu día laboral con una meditación también es un plus que aporta a tu salud mental y física y te permite relajarte para continuar con tu vida cotidiana.
Luego del horario laboral puedes encontrarte con algún amigo, pasar tiempo en familia, cocinar una rica cena o mirar una película o serie. Las recompensas y el ocio son elementales para mantenerte feliz y satisfecho.
En fin, desde WeRemoto esperamos haberte ayudado con estos consejos y tengas una idea más concreta y certera de cómo estructurar tu rutina laboral diaria cuando trabajas desde tu hogar.